En los años 70, la llegada de maquinaria y tecnología a la Amazonía ecuatoriana transformó drásticamente el paisaje y la vida de los pueblos indígenas. La tala, perforación y extracción de petróleo alteraron el cauce de los ríos y la existencia de las comunidades. En medio de esta modernización agresiva, Karl Dieter Gartelmann, siguiendo la tradición de exploradores como Humboldt, capturó con su filmadora Bolex 16mm el testimonio visual de una vida que menguaba. Con formación en antropología y arqueología, Gartelmann filmó no solo para hacer cine, sino para documentar y compartir la existencia de estas comunidades antes del colapso.