Varios años han pasado desde que Peter decidió irse a vivir a Plan, un pueblo aislado del Pirineo Aragonés. Lejos de las ventajas que proporciona la gran ciudad a un ciego, sobrevive como puede de su arte: la música rock. A pesar de la grabación de su último disco, la vida rutinaria de este pequeño pueblo pesa en su estado de ánimo perseguido por viejos recuerdos. Algo está a punto de apagarse en el Valle de Chistau, las estaciones se eternizan y el eco de las esquilas se vuelve cada vez más pesado.